Add parallel Print Page Options

37 Y no permitió que lo siguiera nadie sino Pedro, Jacobo y Juan, hermano de Jacobo. 38 Vino a casa del alto dignatario de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. 39 Entró y les dijo:

—¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino dormida.

Read full chapter